De un tal Philip Scott Johnson, esta una demostración de lo que se puede hacer con un programa de morphing, en concreto con FantaMorph d'Abrosoft. Pero el dominio del programa no es suficiente: primero había que conocer todos esos retratos y pensar en ellos para ir fotografiándolos en posición similar y en el orden adecuado para que las transiciones sean tan perfectas. Probad a mirarlo concentrándoos en una parte concreta: los ojos, la nariz, la boca... Una maravilla. Aderezado con la música de Sarabande, una Suite para violonchelo solo, de J. S. Bach
Un saludo,
Félix
1 comentario:
resulta hipnótico, aunque fijándose en los ojos es más evocador. VOTO POR LA SOCIEDAD MATRIARCAL. Un saludo pemecero.
Publicar un comentario